Calabazas, murciélagos o fantasmas han inundado los comercios, y las casas de los madrileños, que se sienten cada vez más americanos celebrando una fiesta que hecho nuestra.¿llegará algún día a convertirse en una fiesta tan esperada como Fin de Año, o es sólo puro marketing?.
Todos aquellos que hayan recorrido las calles de Madrid estos últimos día
s han podido notar ciertos toques norteamericanos. Sin embargo, no nos hemos movido de España, y esto es gracias a la multiculturalidad que permite la evolución de la sociedad.
La historia nos remonta a las tierras celtas escocesas, donde tenía lugar la festividad conocida como Sahmain. En ella se celebraba el final de las cosechas y se hacía un balance con los suministros de alimentos y de ganado, para analizar las condiciones en las que iban a afrontar el invierno. Pronto otras culturas que fueron conquistando el norte de Gran Bretaña fueron aceptando esta tradición y asimilándola a su propia cultura, tal y como hicieron los romanos, y más tarde los cristianos.
El hecho de que esta fiesta se haya mantenido hasta nuestros días, se lo debemos principalmente a la publicidad, sobre todo gracias a la imagen que nos llega desde el cine, y al despliegue comercial que esto acarrea. La imagen de los niños disfrazados de brujas o fantasmas que van pidiendo dulces y golosinas por las puertas de las casas, ha quedado grabada en la mente de muchos españoles, y aunque de momento ese fenómeno no ocurre, es muy posible que con el paso de los años también la veamos en nuestro país.
Además, en plena época de crisis, las ventas en las tiendas de disfraces han aumentado un 25% con respecto a otros años, lo que sig
nifica que cada vez son más los españoles que se animan a celebrar esta fiesta como si fuera nuestra. El problema es que, teóricos, sociólogos, y sobre todo, los propios españoles, no están de acuerdo con la celebración de Hallowe’en, y afirman que tenemos bastantes tradiciones, y que no necesitamos importarlas de otros países.
Esta fiesta importada es fruto de la publicidad y del sentimiento por querernos parecer a los norteamericanos; pero ¿cuál es la otra cara de la moneda?
En Madrid, cada año son más las personas que deciden salir con sus atuendos más terroríficos a la calle, y eso es todo una ventaja, ya que puedes conseguir grandes descuentos y ofertas en las fiestas que organizan algunos bares o discotecas, siempre que vayas disfrazado. Esta fiesta se utiliza también como medio para promocionar el turismo de la ciudad, y es que siguiendo el modelo y éxito cosechado por el parque temático francés, Disneyland Paris, el Warner Bros Park, deja a un lado su maravilloso mundo de los dibujos animados y el cine, para enseñar su cara más terrorífica.
Con todo ello, poco a poco Hallowe’en está desbancando a la tradicional Noche de Difuntos, que desde siglos se celebra en España. Y como aseguran los expertos, se llegará a convertir en una fiesta mundial tan importante como la de Fin de Año. Nosotros. De momento, nos encontramos en un período de adecuación, y lo que es más importante, que hemos conseguido celebrarlo a nuestra manera, "a la española".
s han podido notar ciertos toques norteamericanos. Sin embargo, no nos hemos movido de España, y esto es gracias a la multiculturalidad que permite la evolución de la sociedad.La historia nos remonta a las tierras celtas escocesas, donde tenía lugar la festividad conocida como Sahmain. En ella se celebraba el final de las cosechas y se hacía un balance con los suministros de alimentos y de ganado, para analizar las condiciones en las que iban a afrontar el invierno. Pronto otras culturas que fueron conquistando el norte de Gran Bretaña fueron aceptando esta tradición y asimilándola a su propia cultura, tal y como hicieron los romanos, y más tarde los cristianos.
El hecho de que esta fiesta se haya mantenido hasta nuestros días, se lo debemos principalmente a la publicidad, sobre todo gracias a la imagen que nos llega desde el cine, y al despliegue comercial que esto acarrea. La imagen de los niños disfrazados de brujas o fantasmas que van pidiendo dulces y golosinas por las puertas de las casas, ha quedado grabada en la mente de muchos españoles, y aunque de momento ese fenómeno no ocurre, es muy posible que con el paso de los años también la veamos en nuestro país.
Además, en plena época de crisis, las ventas en las tiendas de disfraces han aumentado un 25% con respecto a otros años, lo que sig
nifica que cada vez son más los españoles que se animan a celebrar esta fiesta como si fuera nuestra. El problema es que, teóricos, sociólogos, y sobre todo, los propios españoles, no están de acuerdo con la celebración de Hallowe’en, y afirman que tenemos bastantes tradiciones, y que no necesitamos importarlas de otros países.
Esta fiesta importada es fruto de la publicidad y del sentimiento por querernos parecer a los norteamericanos; pero ¿cuál es la otra cara de la moneda?
En Madrid, cada año son más las personas que deciden salir con sus atuendos más terroríficos a la calle, y eso es todo una ventaja, ya que puedes conseguir grandes descuentos y ofertas en las fiestas que organizan algunos bares o discotecas, siempre que vayas disfrazado. Esta fiesta se utiliza también como medio para promocionar el turismo de la ciudad, y es que siguiendo el modelo y éxito cosechado por el parque temático francés, Disneyland Paris, el Warner Bros Park, deja a un lado su maravilloso mundo de los dibujos animados y el cine, para enseñar su cara más terrorífica.
Con todo ello, poco a poco Hallowe’en está desbancando a la tradicional Noche de Difuntos, que desde siglos se celebra en España. Y como aseguran los expertos, se llegará a convertir en una fiesta mundial tan importante como la de Fin de Año. Nosotros. De momento, nos encontramos en un período de adecuación, y lo que es más importante, que hemos conseguido celebrarlo a nuestra manera, "a la española".
ROBERTO CAUBILLA
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